Estamos próximos a la mayor elección del país que seguramente contará con una numerosa participación ciudadana y en la que CFK obtendrá su reelección con una distancia de más de 30 puntos sobre los demás competidores, lo que no sucedía en varias décadas. Pero lo preocupante es que pocas veces hemos visto una campaña electoral con menos interés ciudadano y debate de ideas, como si todo se hubiera dicho durante la sucesión de elecciones de este año. Poco o nada se ha planteado frente a los grandes temas y problemas nacionales y menos aún, se han presentado propuestas para satisfacer las necesidades de la población. Como ya es un hábito, se mira para otro lado en espera que el tiempo lo resuelva.
Los candidatos parecen estar más preocupados por la seducción mediática del electorado o la mirada censora del establishment, que por la defensa de los intereses de
Vivimos un vaciamiento político y cultural sin precedentes. La conciencia nacional está ausente, nadie quiere discutir nada y estas elecciones triunfales nos recuerdan las de Menem en 1995. Las grandes cuestiones de cuyo tratamiento depende el presente y futuro del país, están relativizadas, desarmadas, como lo está la defensa de
De este peligroso derrotero no escapan, con su silencio o su complicidad, los candidatos del oficialismo y de las fuerzas principales de la oposición. Difieren sobre cuestiones de gestión y calidad institucional, pero se cuidan de confrontar con el poder transnacional y aceptan el modelo privatizador-extraccionista que nos legara Carlos Menem. Los justicialistas -en sus distintas divisiones- siguen negando el legado de Juan Perón y olvidan que sus primeras medidas fueron recuperar para
Contradiciendo el relato oficial, Argentina arrastra varios escenarios de crisis no resueltas, íntimamente relacionados al modelo neoliberal y al endeudamiento permanente de Martinez de Hoz y profundizara Menem y de
Sino: ¿cómo se puede entender que un país con inmensas riquezas minerales y alimentarias no pueda pagar el 82% móvil a los jubilados y tenga 700.000 niños desnutridos? En estas décadas, los excedentes de riqueza del trabajo argentino fueron girados a las metrópolis más la permanente sangría de la deuda externa
porque desde la dictadura se han pagado alrededor de u$s 240.000 millones. Contradiciendo las afirmaciones de CFK en
No se trata solo la deuda sino de muchos problemas no resueltos que pesan sobre el frágil presupuesto 2012: la crisis del sector energético y el agotamiento de las reservas de gas que obliga a importar a precio de mercado y compensar con millonarios subsidios; la crisis de las concesiones de servicios y su reemplazo por empresas públicas con control social; la crisis del transporte y la reconstrucción del sistema e industria ferroviaria; la reforma tributaria progresiva y la recuperación de las rentas extraordinarias y la reposición al 100% de los aportes patronales para cubrir el 82% móvil y la cobertura social de todos los trabajadores; prohibición de la mega minería a cielo abierto con cianuro y reforma del Código Minero.
Sin el debate serio de estos y muchos otros tremas, las elecciones nacionales seguirán siendo un engaño o ilusión, porque nada habrá cambiado. La urgencia del país no es electoral, sigue siendo la construcción de una gran fuerza política y cultural que sea capaz de realizar sin corrimientos hacia el centro, del proyecto emancipador.
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